jueves, 14 de febrero de 2008

Dime lo que he de hacer, oráculo divino.

Mantuve ayer una conversación con un amigo en la que salió a relucir aquella idea, no recuerdo de quién, de no atender en la Sanidad Pública a los fumadores. La excusa es que, como fumar perjudica la salud, atender a esas personas tiene un coste más elevado que atender al resto.
La conversación fue algo similar a lo siguiente (llamaré a mi amigo Juan):

- Juan: Es que a los fumadores no deberían atenderlos en la Seguridad Social.
- Shasta: ¿Por qué?
- Juan: Pues porque el tabaco provoca un montón de enfermedades.
- Shasta: ¿Y?
- Juan: Hombre, pues que es un gasto tremendo.
- Shasta: Entonces, no se les atiende aunque estén pagando religiosamente.
- Juan: No.
- Shasta: Pero los enfermos de corazón o los ancianos, también gastan más de lo habitual.
- Juan: Pero ellos no se lo hacen voluntariamente.
- Shasta: ¿Cómo?
- Juan: Que los fumadores tienen un hábito que les hace ser más propensos a la enfermedad.
- Shasta: Ah, vale. Entonces lo mismo vale para los que llevan una mala alimentación o hacen poco o excesivo ejercicio físico.
- Juan: Claro.
- Shasta: Vale, entonces a los que coman mal o hagan poco deporte tampoco se les atiende.
- Juan: Tampoco.
- Shasta: Y, ¿qué es comer bien?
- Juan: Pues por ejemplo tomar fruta y verdura.
- Shasta: ¿Las cinco raciones al día que dicen por ahí?
- Juan: Algo así.
- Shasta: Entonces si no comemos lo que es bueno, no nos atienden.
- Juan: Eso
- Shasta: ¿Y quién decide si nos atienden o no?
- Juan: El Gobierno.
- Shasta: ¿Y quién dice qué hay que comer?
- Juan: El Gobierno.
- Shasta: Entonces el Gobierno nos dice lo que tenemos que comer y el ejercicio que hemos de hacer. Y si no cumplimos, no nos ve el médico.
- Juan: Hombre, dicho así...
- Shasta: Suena mal, ¿no?
- Juan: Sí.
Este chico estaba pidiendo a gritos el racionamiento. Y tener que levantarse cada mañana para hacer ejercicio delante de la telepantalla como hacía nuestro gran amigo Winston Smith en 1984. Así el Gobierno puede verificar que comes como el Estado manda y que haces el ejercicio "exacto". Hemos derivado a un lugar en el que una gran parte de la sociedad está preparada para tragar con cualquier cosa si se presenta con un bonito envoltorio.
Esto me lleva a pensar que cuando el Gobierno nos da algo se gana automáticamente el derecho a quitárnoslo o restringirlo, el derecho a poner sus condiciones, nos beneficien o no. Este es uno de los motivos que me llevan a mirar con recelo el cheque escolar, por ejemplo. Aunque esa es otra historia y será contada en otra ocasión.