jueves, 13 de noviembre de 2008

La energía de los pies

Me invitan desde el blog de La granota a dedicar un post a los pies. Al menos a mí, lo primero que se me viene a la cabeza es la mala fama que tienen, "eres más feo que un pie" se suele decir. Pero después me he dado cuenta de lo inmerecida que es. Los pies son una estructura verdaderamente compleja (cerca del 25 % de los huesos de nuestro esqueleto están ahí) que soporta todo nuestro peso mientras andamos, corremos o estamos parados de pie. Y por eso sufren a lo largo de cada día, muchas veces al llegar a casa tenemos los pies doloridos. A eso hay que sumarle el uso de zapatos incómodos o poco apropiados.

Así, los pies se convierten en el receptor de muchos de los esfuerzos que hacemos: andar, hacer deporte, bailar, pasear... Si se dice "morir con las botas puestas" como sinónimo de morir de forma valiente es porque llevar las botas puestas, es decir, llevar los pies pertrechados para cumplir su papel es sinónimo de esforzarse. Y no es casualidad que cuando se rinde homenaje a un soldado muerto en combate se coloquen sus botas con su arma y su casco.

Varias personas han decidido dejar de pensar en lo feos que son los pies y han reflexionado sobre la gran cantidad de energía que cada día es transmitida por ellos:

- El Sustainable Danceclub presentó en Rotterdam su suelo generador de energía. Con elementos piezoeléctricos, que transforman la energía mecánica en electricidad, se aprovecha la energía que llega al suelo a través de los pies de los que bailan sobre la pista para los equipos de sonido e iluminación de la sala.

- En una estación de Tokio se colocó a principios de este año un suelo generador de energía para aprovechar la que llegaba a través de los pies de los usuarios. El experimento fue exitoso y el próximo paso es instalarlo en todas las estaciones para alimentar a las canceladoras y expendedoras de billetes así como a los letreros luminosos.

- El gimnasio California Fitness de Hong Kong instaló dinamos en las máquinas para aprovechar la energía que gastaban los deportistas para iluminar las salas.

Si la energía necesaria para iluminar un gimnasio o hacer funcionar los equipos de música de una discoteca pasa a través de nuestros pies está claro que hay que dejar de pensar en si son feos o no y darnos cuenta del gran trabajo que hacen cada día. ¡Viva el pie!