Los tiburones son unos animales que producen en mi dos sentimientos opuestos. Me parecen preciosos. Su manera de nadar, su figura perfecta para minimizar la resistencia del agua, su fuerza, su forma de atacar, su agresividad... me fascinan. Pero a la vez me aterran. No sé si será por culpa de Spielberg pero cada vez que me entero de que han encontrado un tiburón en alguna playa española me da un escalofrío. Da lo mismo que el escualo en cuestión mida medio metro, ¿y si viene su papá a buscarlo?
Fascinación y horror que me recuerdan estas preciosos fotografías tomadas en Suráfrica por Chris Fellows. Varios tiburones blancos hacen alarde de su brutal potencia que les permite saltar tres metros sobre la superficie del agua a pesar de sus 2 toneladas para devorar focas que vuelven a la Isla de la Foca después de haber estado alimentándose en el mar.
Os pongo aquí las dos que más me impresionan:
jueves, 3 de abril de 2008
Terror y admiración a partes iguales
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