jueves, 17 de enero de 2008

Gallardón se quita el disfraz por partes y cada vez da más miedo

Rajoy ha anunciado que Alberto Ruiz-Gallardón, Gallardón a secas para los que estamos hartos de verle zascandilear, no estará en las listas para el Congreso en las elecciones del 9 de Marzo de 2008. ¿Es ésta una decisión acertada? Esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

La intención de Gallardón era convertirse en diputado el 9 de Marzo y dejar la alcaldía de Madrid. Con lo cual iba a quedar meridianamente claro lo poco que le importa la gestión de esa ciudad a la que tanto dice amar. Su ambición está por encima de todo y con ese movimiento iba a dejar patente que el puesto de alcalde sólo lo concibe como un escaparate, como un escalón más en su camino hacia la presidencia del Gobierno. Que para llegar al final de ese camino tenga que traicionar a su presidente le da lo mismo, si puede "apuñalarlo" lo hará, por la espalda a ser posible, se le da mejor. Además sabe bien que necesita servirse del Partido Popular para lograr su gran objetivo, solo no podría. Y tampoco le importa el hecho demostrado de que entre los militantes de ese partido sus opiniones sean poco compartidas como se demostró cuando buscó el enfrentamiento directo con Esperanza Aguirre por la presidencia del Partido Popular en Madrid.

Al recibir la noticia de boca de Rajoy podría haberse callado y haber seguido en el Ayuntamiento madrileño. Su ambición desmedida no habría sido tan evidente y algunos madrileños podrían seguir pensando que a su alcalde le importa algo su ciudad. Pero su primera reacción fue filtrar que dejaría la política el 9 de Marzo. Rabieta de niñito caprichoso. Y demostración de que la alcaldía le importa aún menos de lo que parecía. Si no le dan lo que quiere, lo que necesita, se va a su casa dejando tirados a sus votantes y a todos los madrileños. Tampoco es que sea un drama.

Después de haber demostrado su mezquina ambición y su hipocresía quedaba todavía el tercer paso, de momento. Ahora dice en su engolado lenguaje habitual que el 9 de Marzo "abrirá un periodo de reflexión". No puede hablar normal, no es capaz, su soberbia lo impide. Lo imagino en su casa diciendo a su mujer "me voy a la habitación a abrir un periodo de reflexión". Y, ¿por qué el 9 de Marzo? ¿qué pasa ese día para que nuestro amigo Alberto reflexione a partir de ese día? Sí, las Elecciones Generales, claro, ¿y qué? Evidente, esperará a ver el resultado para decidir. Me aventuro a adivinar su decisión. Si gana Rajoy, verá frustrado su sueño y se irá. El gallego no estará moribundo como necesitan los buitres. Si pierde Rajoy, se quedará y se colocará en la mejor posición viendo como Mariano agoniza y agilizando el proceso para ocupar en el lugar que añora.

Si Gallardón no va en las listas nadie le habría dado vueltas al asunto. Es el alcalde de Madrid y ya está, no es raro que siga en su puesto y no lo abandone para ir al Congreso. Ha sido él el que se ha encargado de darle relevancia al asunto. Y ahora es él el que da relevancia a su exclusión. Y eso sí puede perjudicar a su partido. ¿Es eso lo que quiere? Al menos, eso favorecería la culminación de sus planes.

En unas horas Gallardón ha demostrado, además de sus pretensiones, que su puesto en el Ayuntamiento de Madrid le es indiferente. Un escaparate rojo desde el que venderse. Y lo que es peor, ha dejado claro que seguirá en la alcaldía sólo si ve que tiene opciones de ocupar la dirección del PP, es decir, sólo si le sirve para relanzar su carrera. ¿Se puede gobernar la capital de España así?

Alberto, a ti también te sobran razones para dimitir.