martes, 19 de febrero de 2008

Cuatro años después, ETA decide.

La banda terrorista ETA llegó a las elecciones del 14 de Marzo de 2004 en una situación precaria. Fuera del Parlamento Vasco, con muchas dificultades para llevar a cabo sus macabros planes, con el terrorismo callejero reducido a su mínima expresión y con una menguante influencia en las calles del País Vasco y Navarra. Cuatro años después, ETA tiene en su mano decidir quién será el próximo Presidente del Gobierno de España.

Los españoles estamos pensando quién ganará las elecciones. Algunos estamos preocupados. Vemos las encuestas y las dudas son cada vez mayores. En la calle, en la oficina, en casa, desde nuestros blogs, tratamos de dar argumentos en uno u otro sentido pensando que tal vez podamos conseguir desequilibrar un poco la balanza.

Con aparente ingenuidad Federico Jiménez Losantos decía en su blog que "la única alternativa a una noche infartada e infartante el 9-M es que los debates Zapatero-Rajoy pudiesen desbloquear la situación". Desafortunadamente no es así. Los etarras tienen la llave, y la situación de empate técnico les conceden el pomo y el resto de la puerta.

¿Qué sucedería si unos días antes de la cita electoral dieran a conocer el contenido de las actas del proceso de negociación que Zapatero ha liderado? ¿Qué pasaría si los españoles supiéramos hasta dónde era capaz nuestro Presidente de ceder? ¿Qué efecto tendría saber que después de décadas de resistir al terrorismo, este Presidente iba a alzar la bandera blanca en nuestro nombre? En un país con una ciudadanía normal el batacazo sería de los que hacen época. En España sólo restaría al PSOE algunos cientos de miles de votos, suficiente para desalojar de la Moncloa a su último inquilino.

Pero, ¿y si antes de las elecciones ETA hiciera un gesto como anunciar una entrega de armas o declarar que renuncia a la violencia? Entonces la negociación cobraría sentido en apariencia y la oposición a la misma del Partido Popular aparecería como un error garrafal. Zapatero se presentaría como un gran estratega. Otros cuatro años viviendo en La Moncloa serían inevitables. Recordemos que Rodríguez Zapatero declaró al Periódico de Cataluña que "es evidente que en algún momento se demostrará que este proceso de paz no habrá sido en balde". Es decir, que alguna bala le queda en la recámara.

Los etarras ya se habrán sentado en una mesa y habrán decidido quién será nuestro nuevo Presidente. Zapatero volvería como un corderito a sentarse con ellos y eso les gusta. Pero es una incógnita saber qué sucedería con un Gobierno liderado por Rajoy. Probablemente la inestabilidad llegaría a extremos insoportables, desde algunos sectores ya se ha hablado de Guerra Civil, y tal vez eso convenga a los etarras. Además de poder seguir presumiendo de quitar y poner Presidentes del Gobierno español.

Algún día llegará el momento de analizar las actuaciones de José Luis Rodríguez Zapatero con perspectiva, pero es muy conveniente recordar que con él el PSOE ha puesto a grupos con escaso apoyo en el conjunto de España, ERC, BNG y ETA en posición de decidir muchas cosas. Hacer crecer a esos monstruos no puede haber sido una triple coincidencia.