jueves, 12 de junio de 2008

"Tratan de cazarme"


Rodeado por gente de raza blanca un albino puede pasar prácticamente desapercibido, pero en África llama poderosamente la atención. En el África subsahariana es habitual que se vean rechazados por su apariencia. Además es fácil que tengan problemas de salud como cáncer de piel o fallos en la vista.

En Tanzania, donde un 0,033 % de la población es albina, los riesgos son mayores. "Siento como si estuvieran tratando de cazarme"- dice Samuel Mluge, albino tanzano. El año pasado al menos 19 de ellos fueron asesinados y mutilados en el país a causa de lo que las autoridades explican como un creciente comercio ilegal de partes de cuerpo de albinos. El motivo es que mucha gente cree que tienen poderes mágicos.

La policía tanzana está tratando de protegerlos llevando un control de ellos, los niños van escoltados a la escuela y el presidente a apoyado a una albina, Al-Shaymaa J. Kwegyir, para que ocupe un lugar en el Parlamento y así mostrarles su apoyo. Pero los asesinatos continúan y se han extendido hacia Kenia donde una albina fue descuartizada a finales de Mayo. Los defensores de los albinos han alertado de que en el Congo se está vendiendo su piel.

A principios de Mayo unos desconocidos entraron en casa de Vumilia Makoye, una joven de 17 años. Le cortaron las piernas delante de su madre y se las llevaron. Murió allí mismo. Yusuph Malogo, vive cerca y también es albino, cree que será el próximo. Para evitarlo lleva siempre un silbato que piensa utilizar para pedir ayuda.

Samuel Mluge creció entre las burlas de sus compañeros, ahora es el Secretario General de la Sociedad Tanzana de Albinos donde se apuntan muchos de los tanzanos con esta ausencia congénita de pigmentación. Manejan un presupuesto muy reducido con el que apenas pueden hacer cosas. Samuel, su mujer y sus cinco hijos son albinos. Hace unas semanas un coche se acercó a su casa, se bajaron cuatro hombres y estuvieron estudiando el entorno. Samuel trató de leer la matrícula pero no pudo. "Estoy preocupado, saben donde estamos".

Vía New York Times. Enlace.