Alberto Ruiz-Gallardón tuvo ayer (martes, 24) un encuentro digital con los lectores de elmundo.es. Como todas las entrevistas con el alcalde de Madrid es muy interesante. Por lo que dice y, sobre todo, por la forma en que lo dice. Siempre tratando de convencernos de que es muy respetuoso con todos, utilizando unas formas exquisitas para decir lo que le conviene. Esto puede variar de un día a otro, pero siempre lo envolverá en un precioso papel de falso respeto hacia los demás. En su intento de agradar a todos los lectores siempre quedan patentes muchos rasgos de su pensamiento.
Es curioso ver cómo elude responder a un lector que le pregunta sobre su querella a Federico Jiménez Losantos. "Usted ha afirmado que las declaraciones de Jiménez Losantos que han motivado la querella son lo más grave que ha tenido que escuchar en su vida política. ¿Las considera más graves que aquellas en las que se les acusaba a usted y a su partido de “asesinos” por la intervención en Irak?". Excelente pregunta y contestación evasiva: "En un Estado de Derecho no nos corresponde a los políticos juzgar. Es tarea de los tribunales de Justicia. Ellos han juzgado y ya han calificado esa conducta". Pero señor Alcalde, ¿lo considera más grave o no?
También es interesante ver su respuesta a la pregunta 16, sobre seguridad ciudadana: "La delincuencia no se combate tanto con leyes como con medidas sociales". No estaría de más que explicara que medidas sociales hubieran conseguido que Mari Luz siguiera jugando con sus padres. Yo le garantizo que una ley severa y una aplicación rigurosa hubieran conseguido que el hijo de puta de su asesino no hubiera salido de la cárcel desde la primera vez que entró. Claro, queda más bonito hablar de "medidas sociales". Da igual la eficacia, lo importante es parecer sensible. Pero una gran mayoría de ciudadanos estamos cada vez más hartos de estas leyes blandas cuyo resultado es que estén en la calle muchos delincuentes. Luego se echarán las manos a la cabeza cuando un reincidente asesine o viole a alguien. Se llenarán la boca con supuestos propósitos pero todo seguirá igual, con "medidas sociales" en vez de con medidas útiles.
La respuesta que más me llama la atención es la siguiente:
- Pregunta: Siento decirle que soy votante de PP y no me siento identificado con usted, con sus ideas y con sus formas. ¿Qué opina de que muchos votantes del PP (más de los que usted cree) están en su contra?
- Respuesta: A un político se le debe juzgar por sus resultados electorales.
Nada de principios, sólo resultados electorales. ¿Y si su gestión es un desastre? Da igual, si le votan es bueno. Entonces, ¿Zapatero es un gran político, no? Hitler consiguió unos buenos resultados, así que si eso es lo importante hemos de concluir que es un también un excelente político, ¿no, Alberto? ¿Y Chávez? A muchos nos importa más lo que defienda un político que sus resultados. Esos votos cada vez se alejan más de su partido. Ya sé que a él le da igual. Lo importante es ganar, da igual lo que defienda. ¿Principios?, ¿para qué vale eso?, se pregunta el alcalde. Él quiere poder, y para eso le sobran.
miércoles, 25 de junio de 2008
Un poco más Gallardón
Etiquetas: POLÍTICA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)