viernes, 5 de septiembre de 2008

Le falta un tornillo, pero le sobraba una tuerca

Después de la rocambolesca historia de Xiang y el banco del amor he encontrado otra similar, aunque no tan divertida. Una semana antes de su boda un veinteañero de Malasia comenzó a preocuparse por la noche de bodas. Sin rodeos, pensaba que la tenía pequeña. Decidió poner remedio. ¿Cómo? Fácil, se colocó una pesada tuerca bajo el glande y esperó que la fuerza de la gravedad hiciera el resto.

Hasta aquí ya es suficientemente ridículo. Imaginad la incomodidad de llevar eso todo el día ahí. Al andar me imagino que oscilará y podrá golpear a los innombrables. Y, peor, ¿al ir al baño qué haces?, ¿te bajas la cremallera y desenroscas la tuerca? Pues, por si era poco, nuestro protagonista tuvo una erección inesperada con la tuerca colocada en su lugar. La tuerca se quedó pequeña y quedó atrapada oprimiendo el pene. Al igual que Xiang, el malasio llamó a urgencias pero los bomberos no pudieron hacer nada y el chaval acabó en el hospital Sultana Aminah. El final no fue tan feliz como en el caso de Xiang ya que hubo que cortarle parte del miembro. Ahora sí que la tiene pequeña (no he podido evitar este chiste macabro).